lunes, 22 de noviembre de 2010

LOS PRIMITIVOS

Dentro de la historia del flamenco, tenemos tres cantaores que, personalmente a mí, me conmueven de una manera muy especial.

No me estoy refiriendo a cómo decían el cante, puesto que de uno de ellos no conocemos ni su voz ni su forma de cantar, por ser anterior al invento del gramófono. De los dos restantes contamos con algunas grabaciones, escasas y que se prodigan poco.

Mi atracción se debe más bien, ciñéndome a lo poco que de ellos conozco, a su situación y forma de estar en la vida.

Se trata de Tío Luís el de la Juliana, Tía Anita La Piriñaca, y Manolito el de María.
Los cito por orden cronológico, ya que es esto únicamente lo que me los sitúa en un lugar u otro, sin que medie preferencia ni distinción alguna.

A los tres quiero dedicarles mi humilde recuerdo.

Tío Luís el de la Juliana, es el primer cantaor del que se tiene referencia escrita. Nació en el siglo XVIII, posiblemente en sus comienzos, pues en 1770 ya se le conocía como “Tío Luís”. Era un modesto aguador de Jerez que llevaba el agua de la fuente de los Albarizones. Compuso varias tonás, entre ellas la Toná del Cristo, y la Toná de los Pajaritos.
En su ir y venir cantaba y cantaba, y yo creo, que también entre cante y cante pregonaría su trabajo, como era lo habitual de la época.
Pensando en ello, he querido componerle este pregón, para que donde estés, tío Luís, te pido que lo cantes.
Pregónalo tío Luís, pregónalo:

Es de los Albarizones,
Llevo el agüita señoras,
Llevo el agüita señores,
Mocitas, mocitos, todos,
Es de los Albarizones,
Compradme, compradme el agüa,
Quita penas y dolores,
Compradme el agüita fresca,
Es de los Albarizones.


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